Si vivimos o no en un infierno, es muy cuestionable, sin embargo, para aquellos que tengan el ánimo y la misión personal de hacer activismo social, deben de cuestionarse los males que combaten, así como los que alimentan. No soy experto en temas de política, ni pretendo serlo, sin embargo esta reflexión viene desde el sentido común. La reflexión sobre los eventos, situaciones, o serie de hechos que generan un impulso capaz de modificar el comportamiento de muchos otros individuos.
Una idea cuestionable y una verdad incómoda.
La idea cuestionable viene cuando me he encontrado una noticia de un estudiante que fue privado de su libertad, en este caso todo apunta a que los policias decidieron darle unos correctivos para que el joven entendiera la ¨lección¨, al parecer se les pasó la mano y lo dejaron mal herido, por lo que terminó diambulando por las calles y extraviado por cinco días. Todo parte de un abuso. Esto atrajo a una serie de estudiantes, periodistas y por supuesto fue un boom en las redes sociales. De pronto una persona fue el centro de todas las miradas, todos estaba pendientes de eso, del mal trato que había recibido, del dolor de los padres. Cuando todos nos enteramos que era una persona de bien, todo empeoró, realmente abrió los ojos de personas que fueron tocadas por imaginar el dolor que se genera al pensar que podrían encontrarle en un canal, o en partes repartidas en bolsitas, como ya es común en estos días. La idea cuestionable es el porqué un sector de pronto sintió esa empatía, no intento desvirtuarla en ningún sentido, sin embargo me pregunto, ¿dónde ha estado esa gente todo el tiempo?.
La verdad incómoda viene de cómo durante decadas hemos experimentado un alza en la violencia, la sociedad en la que vivimos es ciega, o mejor dicho, solapadora. Todos los días se pone un grano de arena en la normalización de la sangre y el dolor. Entonces, cuando un estudiante desaparece la gente que toma conciencia, ¿es aquella que tiene una tendencia al bien?, pregunto yo, ¿dónde han estado cuando han desaparecido estudiantes que protestan, periodistas que ofrecian otra visión, la mujer que cada cuatro horas es asesinada, las victimas de la delincuencia organizada y los presos políticos?. Realmente me alegra que cada vez más personas volteen a ver, volteen a hablar, a protestar, sin embargo debo invitar a que quien esté dispuesto a ver, a hablar, a levantar una voz, lo haga desde su sentido común, no desde la opinión de los medios, pues pareciera que ciertas vidas pueden tener una mejor denominación, un precio más elevado, casualmente dado por las inclinaciones buenas o no tan buenas hacia el sistema político, o a las ya mencionadas normalizaciones de la violencia y el dolor. Pasando nuestra empatía a una opinión política o de estadistica.
Que el agente de cambio venga de la empatía humana, de la conciencia del valor de cada vida y cada lucha. El cuestionamiento de las ideas de los grupos e individuos es necesario, el método de combate a las ideas destructivas también, más no una disposición del sufrimiento de los demás.
Preferible Ojo por ojo, diente por diente, a Ideas por ojos, ideas por vidas.